Pocos se acuerdan de que en Buenos Aires existieron locales que se llamaban Lecherías, en donde abundaban los desayunos, acompañados con exquisiteces de la época, siempre de la mano de un buen vaso de leche eternamente gorda (la descremada fue un invento mucho más reciente), o una insípida cuajada (antecesora del yogur), un licuado con leche o el acostumbrado café secundado de un buen vaso de agua fría. “La Vascongada” fue la pionera, seguida por “La Martona”, una cadena que floreció en la zona de Palermo y hasta tenía una sucursal en el mismo Jardín Zoológico (hoy extinto como muchos de sus animales). Dicen que los locales eran pequeños, con algunas mesas de mármol y paredes tapizadas de asépticos azulejos blancos, sin calefacción en invierno y obviamente sin aire acondicionado en verano. No hacía falta porque el sustentoso chocolate con churros abrigaba por dentro y por fuera, y las tacitas de helados de pocos centavos refrescaban más que cualquier ventilador.
Pasaron los años y las famosas lecherías fueron desapareciendo, salvo la que aún desobedece el paso del tiempo en Corrientes casi Uruguay, con sus azulejos todavía brillando y resistiendo.
Pero como todo tiende a reciclarse y la nostalgia puede llegar a ser un buen negocio, las lecherías han vuelto, aunque esta vez como un remedo de las que existían en Estados Unidos. “Muu” arribó a la Argentina hace algún tiempo, sin pretensiones de despertar nuestros recuerdos del Buenos Aires que ya se fue, sino como una forma de transportarnos a los años 50 que conocemos a través de las películas de Hollywood. En un ambiente bien Rockabilly, en donde todo está bien organizado, la cadena MUU desplegó varias franquicias dentro y fuera de la capital (Belgrano, Palermo, Puerto Madero, Unicenter, Pilar, Castelar, entre otras).
Entramos al local de Palermo, en calle Armenia esperando encontrar el auto descapotable de la publicidad, pero se ve que allí no estaba. En cambio, nos encontramos con una ambientación que nos transportó a las películas de Dean Martin: mucha iluminación en rosa y blanco, teléfonos antiguos, duplicados de rockolas por todos lados y escaleras de aluminio. La atención es personal. La carta es única, en donde podrás encontrar opciones de desayuno (bien de lechería americana), wafles, pancakes, milkshakes con formato malteada, helados. Si de hamburguesas se trata, hay algunas opciones (todas con nombres de personajes del espectáculo también yankees). Y si no te caben las hamburguesas, también hay otros tipos de sandwiches, ensaladas y papas fritas tuneadas o nachos.
Las burgers no califican para gourmet, pero se dejan comer. La carne es de buena calidad, aunque no va más allá de una buena hamburguesa comercial de esas que se compran en el supermercado. Al pan le falta un trecho para ser considerado bueno. Se ajusta al combo. No es decepcionante como muchos otros burgers que se consideran gourmets; tiene un sabor simple, de esos que cualquiera logra en su casa con buenos ingredientes. Las papas fritas estaban más que bien, parecidas a la cadena de los arcos dorados, aunque más grandes.
Es un lugar de preferencia de gente muy joven, por lo que por momentos se pone un poco ruidoso. La atención es correcta y pese a que el local estaba casi completo, el tiempo de espera fue más que adecuado. Aceptan tarjetas (menos American Express) y hay cerveza tirada y gaseosas línea Pepsi en vaso, con refill de lunes a viernes.
En resumen, un lugar cuya ambición de pertenecer a una cadena se cumple a la perfección. Locales limpios, bien atendidos, con productos correctos. Si bien conserva el nombre de Lechería, el concepto estaría bastante alejado de las que existieron en Buenos Aires. Pero es así, la nostalgia no se lleva bien con la memoria.
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MUU LECHERÍA
Armenia 1810 (Palermo)
CABA.
El auto lo tenes en el de Av Del Libertador y Juramento!!